Portaré con dignidad cada centímetro de piel,
cada arruga, cada cana; cada molécula de grasa.
Las hormigas no van por la vida cuestionando el largo de sus patas,
la pertinencia de sus antenas.
Las girafas no se deprimen por el largo de su cuello,
ni las vacas buscan cremas para quitarse las manchas negras.
Para qué afanarme en ser quimera si mi destino no fue en ser sirena.
Es muy breve el latido de mi corazón y el respiro de mis pulmones
como para vivir del capricho e invención de un solo animal que se hace llamar hombre.
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