lunes, 25 de diciembre de 2023

El espejo

Mirarnos en el espejo
mientras nos amamos 
deleite, el paraíso 

La vida sería perfecta contigo

Tus ojos 

Caferrojos

Casi naranjas 

enigma del infinito 

Tu risa 

De Niño

Contagio de vida 

Y tú voz 

Un llamado del eros 

Y ese amor eterno 

Me has visto siempre 

Me amas con amor 

La vida sería perfecta contigo 

jueves, 14 de diciembre de 2023

Amores

ridículos, ejemplares  

de décadas o de una hora

pasionales, explosivos 

correspondidos, unidireccionales 

prohibidos, secretos 

secos 

húmedos 

resentidos 

espirituales 

imposibles, platónicos 

a simple vista, paulatinos 

en pares o triángulos

dolorosos 

alegres 

inventados 

en sueños

                o pesadillas 

ansiosos 

¿verdaderos? 


miércoles, 22 de noviembre de 2023

Soy la lava de un volcán

Estás castigada luna llena 
no debiste pensar en maremotos 
y desbordar los ríos de tus ojos. 
quisiste eclipsar al sol 
con luz que no te era propia 
moverte, incendiarte, 
quizás estallar. 
Pero ni meteorito o estrella fugaz 
tu mandato es que seas luna 
luna distante y fría 
No luna llena, sí luna bella. 

Yo no soy la novia del sol
soy gas, soy densidad 
soy la lava de un volcán 
incendio, calcino
y solo después soy roca firme. 
¡Retrocede, evacúa!
mi erupción no detienes 
que tiemble, que se tiña todo con cenizas 
necesitas aprender 
que no existe el imperio de un mortal.

martes, 7 de noviembre de 2023

De las simulaciones colectivas

Simulamos que entendemos

que sabemos qué ocurre

que no somos ingenuos

que no estamos perdidos en esta gran farsa de simulaciones colectivas. 


Simulamos que no tenemos sesgos

que somos objetivos

que somos justos

que somos neutrales. 


Simulamos que somos ateos

que somos creyentes

que somos científicos

que no hay en nosotros pecado alguno. 


Simulamos que no somos políticos

que no nos contaminamos

que somos puros e inmaculados

Simulamos la antipolítica. 


Simulamos que somos felices

los mas exitosos

los más inteligentes,

también que somos los más infelices

y las mayores víctimas. 


Simulamos que no tenemos miedo

que somos libres

que decidimos de forma consciente

los dueños del destino


Simulamos que somos congruentes 

que amamos solo a quienes decidimos amar

que hacemos lo que pensamos 

simulamos que controlamos lo que sentimos.


Simulamos que el amor nos tiene hartos

que el amor lo es todo 

simulamos que sabemos de amor 

que a nosotros nadie nos engaña


Simulamos que no odiamos

que no nos duele

que somos fuertes

que no somos mortales.


Simulamos que somos santos

que somos diablos

que somos perfectos

que somos lo que el público pida.


Simulamos que entendemos

que sabemos qué ocurre

que no somos ingenuos

que no estamos perdidos en esta gran farsa de simulaciones colectivas. 





martes, 24 de octubre de 2023

Con versos, mi amor, con versos

 A veces solo se puede transitar la frustración con versos

Para que el amor sea solo amor

¿Hasta cuándo 

la forma será fondo

al agua se convertirá en vino

y la biología sera solo biología?


¿Hasta cuándo 

saltaremos sin cuerda 

se multiplicará el pan 

y la tierra sera solo tierra?


¿Hasta cuándo

confiaremos sin pruebas

despertaremos de la muerte 

y la piel sera solo piel?


¿Hasta cuándo

los principios serán el principio 

volverá la palabra

y el papel sera solo papel?


¿Hasta cuándo

la diosa gobernará

caminaremos sobre el mar 

y el metal será solo metal?


Qué la biología sea solo biología

Qué la tierra sea solo tierra 

Qué la piel sea solo piel

Qué el papel sea solo papel

Qué el metal sea solo metal 

Para que el amor sea solo amor












miércoles, 18 de octubre de 2023

Condena

 Y entonces para qué la vida

para qué derechos humanos
para qué agua potable
lo que se niega... amor, felicidad
a nadie le gustan las preguntas metafísicas.
El espíritu atrapado en la condena materialista.

Tierra fertil

 De cómo llegar a ser lo que se es. Las personas no echamos por instinto la semilla en tierra fértil. No somos tan suertudos para simplemente salir del capullo como cualquier mariposón. ¿Dónde está mi tierra fértil para que el amor me haga ser? ¿Qué tengo que hacer para inseminarla con sutil eficacia? ¿para darle la correcta cantidad de agua? Se seca y se inunda, no germina, no reverdece. De cómo llegar a ser lo que se es.

Me pregunto sobre la justicia....hombres policías de moral....

Hipócritas juzgadores del mundo:

¿Hasta dónde llegarán sus sentencias?
¿Hasta cuándo terminarán las tormentas…
de sus vacías canalladas?
¿Qué no se dan cuenta…
que su discurso no cambia,
que sus palabras no ameritan ni un mínimo de inteligencia,
que son devastadoras las consecuencias,
de su estúpido desprecio,
de su despótica vigilancia a ciegas?
Quieren ser redimidos,
anhelan ser alabados,
se sienten la razón del mundo,
cuando no son más que soldados…
del mito de la condena moral.

Decidme en qué han contribuido,
cuántos sueños han cumplido,
cuántas cadenas han destruido,
cuánta paz han cosechado.

Todos los esfuerzos,
aquella sangre derramada,
cada gota de sudor…
es tan mediocre ante sus ojos soberbios,
es tan patética ante su infame altivez…

¡Dejadme al menos respirar!
¡Permitidme al menos opinar!
Me he dado cuenta de que no merezco…
ni estar ante su alto tribunal.

Pero ya me han dado mi castigo,
su indiferencia y su silencio es mi condena
que lástima que no compartí con ustedes
ese intestinal poder de juzgar…

Se que tienen la respuesta “tan evidente”
de lo que se esconde en la cárcel de mi corazón
¿Qué raro que la universidad y el estudio de las leyes…
no me otorgó el honor de descubrir  la verdad…

Por eso somos aquellos…
que seguimos intereses perversos
que atentamos egoístamente contra la humanidad
que nos guiamos por las coordenadas del mismo Satanás.

¡Basura!, no acataré su resolución,
Me niego a seguir su aparente soberanía,
a darles mi autoridad.
Gracias al cielo que Dios no creo su derecho..
Gracias a Dios que me dio libertad.
Pues solo por ello tengo todo el poder…
de manifestar que me declaro INOCENTE.

Fiebre en Toronto

Tenía razón Platón. Una cosa es el alma, y otra es el cuerpo. Cómo es posible que me arda la sangre y me duelan hasta las pupilas, y al mismo tiempo sienta la plenitud de una vida sencilla? 

Los terrores de la fiebre no ahuyentan mi alegría, mi dificultad para dar el paso y mi fe en el camino no provienen del mismo sitio; la satisfacción de escribir estas líneas me distrae de la molestia de tragar saliva. 
Tal vez el deleite de un buen verso sea más potente que el paracetamol.
Entonces, por qué contagiamos la certeza de la muerte con algo no probado hasta ahorita; que si mis ojos se olvidan de distinguir la Luz de cada día y cierran para siempre sus cortinas, el espíritu de la belleza que me habita se esfumará sin más, sin retorno a su lugar de origen.
Tal vez la nada se esté riendo de mi ahorita y sobre todo los profetas de la gaya ciencia. 
No lo puedo explicar como Comte manda, pero la certeza de un puñal a traición que pudo quitar del poder a Julio César se queda corta para explicar que hoy 21 de marzo de 2017 la inmortalidad de Sócrates no es asunto de probeta.

Invención de un solo animal que se hace llamar hombre.

Portaré con dignidad cada centímetro de piel,

cada arruga, cada cana; cada molécula de grasa. 
Las hormigas no van por la vida cuestionando el largo de sus patas, 
la pertinencia de sus antenas. 
Las girafas no se deprimen por el largo de su cuello, 
ni las vacas buscan cremas para quitarse las manchas negras. 
Para qué afanarme en ser quimera si mi destino no fue en ser sirena. 
Es muy breve el latido de mi corazón y el respiro de mis pulmones 
como para vivir del capricho e invención de un solo animal que se hace llamar hombre.

En proceso

 De la verdad

La verdad. ¿Quisiéramos saber la verdad? ¿O más bien quisiéramos que la verdad fuera tal cual nuestros deseos? Ni hablando frente a frente se puede tener la verdad. Tal vez solo podemos saber un poco sobre nosotros mismos, sobre nuestra propia consciencia.

Por eso estoy en contra de usar palabras como "seguridad" y "certeza". La verdad siempre se nos escapa de las manos, incluso en la ciencia. 

Hablemos mejor de confiar y de creer.  

De cuando se transgrede la conciencia de los demás
Cuando nos metemos a escondidas en la consciencia de los otros nos duele saber que poco se asemeja con lo que deseamos. Violentar la consciencia del otro tiene como castigo natural el sentirnos miserables ya que el otro es más complejo y más ajeno de lo que nos gustaría aceptar.

Por algo somos individuos. Por algo nuestro pensamiento es completamente un silencio personal. Que bello lugar de privacidad y soledad. Probablemente sea el único espacio de libertad; para amar y odiar sin miedo, sin pena.

Tenemos un afán por interpretar los pensamientos de los demás. ¿Para qué? Nos gusta especular.

Del amor
La capacidad de amar se vuelve imposible cuando creemos que amar significa ser dueño del otro. ¿Por qué necesitamos estar “completamente seguros” de que el otro piensa y siente igual que nosotros? Eso no va a suceder. Nunca vamos a alcanzar esa certeza absoluta, aun cuando el otro asegure estar en la misma sintonía. Nunca será el otro idéntico a nosotros ni sentirá lo mismo que nosotros. Tal vez esa absurda pretensión sea de la que necesitemos escapar.

El amor probablemente solo sea posible aceptando la diferencia del otro, su derecho a experimentar el amor a su manera. Amar significa no transgredir el espacio personal de consciencia,  vivir lo que el otro es capaz de compartir, respetar lo que de pronto se manifiesta espontáneamente. Amar a otra persona significa amar su diferencia, su unicidad. Es autoritario el querer que el otro piense y sienta como uno quiere, sucede lo mismo con las otras personas con las que nos rodeamos, tenemos una absurda pretensión de que se comporten en todo momento como a nosotros nos gustaría que se comportaran. 

De las palabras
Es un milagro que dos puedan comunicarse sin tener que decir una palabra. Tal vez sea momento de superar las palabras, si esperamos que éstas nos den certeza. Poesía tal vez sea la respuesta. 

Job

 De todo me ha pasado.

El pelo, los trombos, la tristeza.
El hueso, heridas sin sanar.
La piel, los dientes y los ojos.
Parece que nada funciona bien.

Bueno nada me pertenece,
ya pedí juicio con el omnipotente.

Sé como se sentía Job.

viernes, 13 de octubre de 2023

Huida

Resultó que también estábamos huidos. Yo huida del tiempo. Quería como siempre acelerar el destino. Él huido de quien sabe qué, pero huido al fin. No pensé que sería mi cómplice en esto pero así como así dejamos todo. Un cuarto grande en la Modelo, un depa viejo en la Narvarte. Un trabajo estable, un trabajo intermitente. Un coche eficiente color cobre, un diagnóstico sabor a cobre. Esa tarde comimos sushi en el Centro mientras nos ilusionábamos con un país que prometía recibirnos. Sonaba a lo lejos pero bastante fuerte Take Five ¿quién no podría mal interpretar un momento así? Mis deseos al fin cumplidos. Todo cuadraba. Un sí, un finiquito por cobrar, planes sacados de la manga para aprender un idioma y demostrar la valía. Nadie se opuso. Bueno sí. Hubieron por ahí un par de escépticos "¿Y de qué van a vivir?", "¿Ya hicieron números?". Vaya cretinos cuestionando los ideales, echando la sal. Y yo por mi parte perfeccionaba mi autoengaño: “no siempre es necesario tener un plan”. “Canadá es el verdadero American dream” Ahí todavía no se me hacía raro despertar extremadamente nerviosa siempre a la misma hora, 5:55e. Creía que era parte del ritual del escape. Tampoco se me hizo extraño no poder renunciar con palabras sino envuelta en llanto. También huía de ese otro desamor laboral. 

¿A quién no ha cegado el amor? Somos capaces de inventar toda una vida para estar con la persona amada. Incluso negar la vida que ya se tiene o una enfermedad que se padece. Pasaron varias semanas antes de irnos y no pude ver las señales. Sólo veía lo que quería ver. Empecé a ver y escuchar sobre  Canadá por todas partes. Es como si los algoritmos del internet también funcionaran en la vida analógica.  Es el efecto Baader-Meinhof. Resultó que no éramos los primeros en aventurarse viajando a esta tierra prometida. Fulanito y Menganito ya habían ido hace cinco años y les había ido muy mal. No pudieron quedarse a vivir allá. "Eso no nos va a pasar a nosotros porque somos nosotros". Es común creer que las tragedias no nos pueden ocurrir a nosotros. Empezaron a llegar la lluvia de consejos no solicitados. Un día como cualquier otro, cruzando Enrique Rébsamen se nos apareció un camión de carga con una bandera inmensa de nuestro "futuro país" y con un rojo más intenso de lo normal en la parte trasera. Veía, como dije, solo lo que yo quería ver. Muchas veces se huye con la falsa idea de que en otro lugar o en otro momento, no aquí y en el ahora las cosas serán diferentes por arte de magia. Hay un sin fin de ideas que pensamos que van a cambiar o ser mejores. Nussbaum sostiene que ese pensamiento mágico es algo instintivo. No hubo tiempo de reflexionar. No hubo tiempo de investigar. 

Entre las cosas divertidas de ese periodo fue desprenderse de todo; tratar de sacarle jugo a cada pertenencia y regalar lo que no pudo venderse. Las copas azules se las regalé a Patricia. ¿Quién demonios tiene copas azul turquesa? El libro para colorear Mandalas que comprÉ en el Sanborns de Coyoacán se lo regalé a Azucena. Nunca pinté más que una página y creo que además se quedó incompleta. ¿Cuántas cosas no compramos así, con la falsa esperanza de llenar un vacío o de generar algún hábito que jamás se consolida o por la simple dopamina que genera el poseer algo nuevo? Tal vez por ello no sentí ninguna clase de arrepentimiento al desprenderme de todo. Las huidas también sirven para replantearse. Definitivamente no sabía hasta qué punto esto me trastocaría todo. 

Otro evento placentero fue la fiesta sorpresa que me organizó Lesly para despedirnos. Qué vergüenza. Ese día yo pensaba pasar por la casa de mi prima porque me quería "invitar un café", pero comprando las últimas cosas para el viaje llegué tardísimo. Los invitados llevaban más de dos horas esperando gritar "sorpresa" hasta que aparecí toda cansada de dar vueltas por una plaza comercial buscando ropa térmica. La cita era a las 3 pm y llegué hasta las 5:55. ¿Qué como recuerdo? Porque pensé "al menos no son las seis". Aun así ahí tampoco me detuve a pensar en los números. Estaba tan fastidiada que necesitaba entregarme por completo al calor familiar. Odio las plazas. Odio salir del estacionamiento. Y muchas veces, como ya se pueden imaginar, termino odiando lo que compro. 

El dinero empezó a ser un problema. Mi relación con éste siempre lo ha sido. Primero porque mis padres nunca lo han tenido. Eso me generó muchos comportamientos erráticos. Miedos, inseguridades, angustia. Sobre todo angustia. Nunca un resentimiento. Supongo que el sol de mi infancia, al igual que a Camus, me liberó de ello. Segundo, porque no me importa tenerlo tanto, entonces al tenerlo lo gasto en todo y en nada. Pero ahora tenía que ser diferente. Nos íbamos al desierto. Nos aventábamos al vacío sin cuerda. No podía malgastarlo. Ahí empezó la angustia. ¿Cuánto nos durará? No sé qué temor sea más corrosivo, si el de perder el dinero o el de perder el amor. No perdí lo uno ni lo otro aunque empezaría a perder la fe y eso tal vez fue lo peor que perdí en este viaje. Y es que manejaba muy mal mi fe. La confundía con un mecanismo de negación de la realidad que me hubiera permitido tomar precaución. Es como si viniera directo hacia ti un tren y solo con cerrar los ojos desapareciera. Y es que tal vez entonces eso no sea en realidad fe. La fe no tiene que estar en guerra con la física y la mía me llevó a ignorar sus leyes básicas. Quería vivir una completa fantasía, quería vivir flotando. 

Air Canada una verdadera porquería. ¿Por qué hay personas que no cachan el simple drama que a veces solo queremos poner en las palabras? Quieren hablar correcta y precisamente todo el tiempo, ser justos con los juicios o los prejuicios. Es que ese día fue terrible. Inició terrible nuestro viaje. Se cayó el sistema de la aerolínea. Mil años esperando documentar.  Después nos equivocamos de puerta. Corrimos para no perder el vuelo. Sudor y corazones acelerados. Además, asientos separados. Iniciábamos separados el viaje. El vuelo ni lo recuerdo. Un gran paisaje, quizá vi. Y aterrizamos. Esa noche sí fue especial. Nuestro nuevo hogar dispuesto en un sótano estaba bastante acogedor. La cama, la pequeña mesa, la tina de baño, las cortinas rayadas, los chocolates de bienvenida fueron de mucha ayuda para combatir la angustia de todo ese mes. Se trató gran parte del viaje no en administrar el dinero sino en administrar la angustia mes tras mes. Ese mismo día descubrimos El Dorado en un bar de ron. Así es. Un bar que solo vendía ron. El alcohol también ha sido siempre un cómplice de las huidas. Ninguno de los dos disfrutaba embriagándose, compartíamos un placer por disfrutar el par de tragos. 

Puedo amar a cualquier persona. El único requisito es que me guste. Y qué otra cosa es el amor sino eso. Amar sin conocer, y amar aun conociendo. Yo nunca quise aceptar que Miguel era así. Iracundo. Bueno es que eso no me importaba. Realmente lo quería. Lo sigo queriendo aunque de otra manera. ¿Cuántas formas de amar a una persona existen? De lejos, de cerca, incondicionalmente, con requerimientos. Pasiva o activamente. Con romance o con frialdad. ¿Pero alguien te quiere cuando te grita? No lo sé pero él sí me quería. También me quiere todavía y también de otra manera. Ahora somos familia, amigos. Nos preocupamos uno por el otro. Tal vez nos extrañamos pero no de manera demandante. Cuando te enamoras extrañas demandantemente, locamente, irracionalmente. Bueno a mi así me pasa. Y ese es un tremendo error con el amor. Creer que todos lo vivimos de la misma manera, que amamos de la misma manera. Y al final se trata de comprender que todos amamos con lo que tenemos, tratando sin éxito de satisfacer las necesidades de ser amado del otro. Pero al final love is to dance. Eso descubrí en el viaje. Que lo que ambos sentíamos y creíamos del amor era algo completamente distinto. No bailamos al mismo ritmo. Me rompió el corazón saberlo. Y yo se lo pregunté. Al final tal vez lo mas importante es que algo nos mantuvo juntos muchos años y nos sigue manteniendo. ¿Qué es eso? Tal vez eso sea realmente el amor. ¿Mi duda es si el amor puede no ser doloroso? Es que al final somos otros. Las expectativas insatisfechas son muy dolorosas. ¿Qué demonios, qué carajo son las expectativas? ¿Son nuestras? ¿Son realmente nuestras? ¿Son de los otros? ¿De cuáles otros? ¿De dónde vienen esas voces exigentes? Yo quería jugar a la casita cuando huir no es un juego. Huir es un gran riesgo. Y para mi la única prueba de amor que me bastó fue que él quiso tomar ese riesgo conmigo. Nadie antes lo había querido hacer. Roberto nunca quiso. El quería arriesgarse siempre solo a todo. Yo era muy pesada para llevarme en sus distintos viajes. Pero Miguel siempre me acompañó. En cada hospital, en cada avión, en cada autobus, en cada tren, en toda canción, en toda cerveza con tacos, en cada investigación, en cada malpase, en cada sueño. Hasta que el sueño se terminó. The dream is over. What can I say. John Lennon en mi cabeza. The dream is over, yes it is.... 

¿Hubiera aguantado que Miguel me golpeara? ¿Por qué podemos soportar la violencia? Gracias al cielo no es algo que yo hubiera tenido que averiguar. Lo máximo fue un almohadazo en el momento más extremo de la crisis. Pero justo quisiera saber si el amor tiene límites o realmente es así, infinito. ¿Dejas de amarte cuándo toleras la violencia? ¿La sociedad no ama a sus mujeres al tolerar la violencia que vivimos a diario? Es que muchas violencias son inconscientes. ¿Qué pasa con esa violencia consciente, dolosa? Jack era violento conscientemente. Asesinaba con esa consciencia. Tal vez por eso era incapaz de amar. Ya no podía olvidar el placer que produce dañar deliberadamente y por ello bajó hasta el más bajo círculo del infierno. Matar es un poder gigante. Eso es lo que dicen al menos. Por eso los militares que van a la guerra terminan chiflados. Recordé justo A la velocidad de la Luz, la novela que me dio Miguel cuando nos volvimos amantes. Pero ahí es peor. Es decir, siendo soldado. Es matar conscientemente pero sin realmente quererlo. Matan sin voluntad, porque los soldados pierden la voluntad, pierden la libertad. Es uno de los regímenes más violentos de esclavitud. Amar no es dañar conscientemente. ¿Miguel me gritaba conscientemente? Quiero pensar que no. Estoy segura de que no. Yo por eso lo soporté. Por que ambos sabíamos que él sufría. No es justificar. Es comprender. Y eso también es el amor. No justificación. Sí comprensión. Te comprendo y te amo y te amo porque te comprendo. Por eso pienso que él dejó de quererme antes, porque no me comprendía. No intentaba comprenderme. Tal vez sí pero no encontraba respuestas que le satisfacieran. Nunca supe tampoco explicarme. Tampoco yo me comprendía y tampoco buscaba comprenderme. Solo sentía y sufría. 

Pocos días fuimos realmente felices en Toronto. El frío, la angustia, las noches de insomnio, el desorden, la falta de respuestas, el poco tiempo a las preguntas, la verdadera falta de oportunidades. Resultó que Canadá es muy ordenada. Acepta a los huidos pero de manera planificada. No puedes simplemente huir y volverte canadiense sin un plan. Bueno al menos ahora ya no es tan fácil. Pero eso sí, su gente es muy generosa. Todos quieren ayudar a que te quedes, pero el sistema está diseñado a que lo hagas desde afuera y que lo hagas con plata. En ese avión cinco años después me di cuenta justo de que debía enviarme señales. Para no enfermar, para no regresar, no a México, sino a lo mismo. Para ser feliz. No podemos estar siempre felices porque la vida, pero sí podemos ser felices; como una característica central de nuestro ser. Yo soy un ser feliz, y por eso necesitaba avisarme, hacer consciencia de la infelicidad que me auto causé con ese viaje. Fue sencillo entender el mecanismo de envío aunque sigo sin saber el misterio de ello. Solo sucede y ya. "Voltea", "observa" "mira al piso". Y lo vi. Un flayer que ofertaba sepa qué cosa por $5 dólares. No iba a levantar la basura pero sí llamó mi atención. 





Me di cuenta que algo extraño pasaba porque justo cuando volteé a la derecha había un letrero naranja colgado sobre la reja de una construcción con un enorme cinco al centro. Era la entrada número cinco. La casualidad se me hizo muy extraña así que ahí comencé a tomarle fotos a esos cincos que se me empezaron a aparecer. 





Un día decidí tomar un baño en la tina. Me puse unas velas, una copa de vino y me dispuse a disfrutar. Pudo haber sido el exceso de calor. Aunque tal vez fue el exceso de frío. Unas horas después salimos a buscar la despensa en el super que estaba a dos manzanas de nuestro sótano. Difícil saber exactamente qué lo causó, pero seguramente fue alguna de esas situaciones extremas a las que nos expuse. Extremo calor, extremo frio en pleno invierno torontense o torontino. Extremo descuido. Extrema negación. Pero ahí empezaron los dolores en los dedos de los pies. Un dolor, una incomodidad más que soportar. 

La angustia iba y venía y cada día con más desperfectos en mi cuerpo. Ese es el problema de no planear en un lugar extremadamente planificado. En México se puede improvisar todo. No en Canadá. Fue un gran choque cultural. Y es que odio planear. Se me hace una perdida de esfuerzo. No es vana la frase “quieres hacer reír a Dios: pues cuéntale tus planes”. ¿Cuántas cosas no planeamos desde la infancia? Más bien, ¿cuántas cosas no planifican por nosotros nuestros padres, la sociedad? Hay que estudiar, hay que trabajar, hay que ganarse la vida, hay que casarse, hay que formar una familia. Y luego ese estúpido “plan” de estudiar en un lugar “de primera”. Fue quizá el plan más importante que intenté ejecutar y nunca antes había sido más infeliz. Pero bueno, la angustia me empujaba a planear algo. Pasaba mi tiempo buscando aferrarnos a alguna posibilidad: un curso, un trabajo, un posgrado. Pero todo estaba lleno de formas que no podíamos alcanzar y para alcanzarlas se requería una cantidad excesiva de plata. El camino de la ilegalidad se abría como el único plausible. Yo hubiera sido mesera ilegal en Toronto si no hubiera sido por el ardor que ya incendiaba mi corazón y pulmones de manera insoportable un día antes de iniciar la chamba. 

Pero estoy siendo algo injusta, no todo fue angustia. Había placer, había entretenimiento, había acompañamiento, había amor. Nos salvó de la monotonía la jeringa para hacer café. Era todo un ritual. Poner el delicado círculo que servía para filtrar el mejor café que encontrábamos en grano. La encontramos en una maravillosa tienda en que compramos también tenis para escalar. Tuvimos muchas buenas intenciones en toda la relación. Antes de volarnos a Canadá compramos bicicletas. Las usamos una semana. Lo mismo nos ocurrió con los tenis. Al menos a mi. Fuimos solo dos veces al muro. Una cosa maravillosa en Toronto, pero muy impagable. Lo más constante fue desvelarnos viendo series, películas, bebiendo ron, teniendo sexo, dormir horas. Y la angustia. Otra vez la maldita angustia. En su caso la ira, en mi caso los infernales celos. “Celos, pudo el amor ser distinto”. Ese es el más importante mensaje que me estoy enviando ahora mismo con el 5:55 del metro en New York. Yo tenía un absurdo afán de hacerlo feliz a toda costa, a costa de mi felicidad. El 5 de marzo era su cumpleaños y yo soñaba, no él, que conociera New York. Que, de acuerdo con mi estúpido plan, era la meta una vez alcanzados los ambiguos propósitos de Toronto.  Gran error. No solo haber dejado deliberadamente el Plaquenil y el inmunodepresor, sino además pensar que se puede saber lo que hará feliz a tu pareja. Nunca lo supe, no lo sé ahora tampoco. Pero ahí estábamos. Después de un viaje mega sufrido en autobús desde Toronto. Uno pensaría que al ser “primer mundo” los autobuses serían más nuevos, más confortables. De ninguna manera. Vamos, no es que haya sido un camión de gallinas, pero otra expectativa insatisfecha. Tal vez ahí pesqué el virus que me enfermaría. La gente tosiendo sin cubrise. Aun no pasaba la pandemia y no estaba tan socializada la forma más segura para toser sin exponer a los demás con el antebrazo. No faltaba quien se quitara los zapatos, pero tal vez lo más extraño de ese viaje fue el bebé que salió de las faldas azules de la señora judía que venía detrás de nosotros. Cruzamos a Estados Unidos. Es clara la hostilidad que se siente al cruzar la frontera de la gentil Canadá. De la falta de cortesía para hablar fuerte y mi nerviosismo perdí mis anillos de oro al pasar el control fronterizo. Solo Dios sabe el esfuerzo que hice en vano. Nada funcionó. Ni el arte, ni las calles, ni los paninis, ni Columbia, ni el bar de la quinta avenida para enseñarme a amarlo y amarme. Imaginen el día que podamos amar sin miedo. Amar sin inseguridades. Amar en auténtica libertad y confianza. Sin el gran engaño de la fidelidad. Este es el mensaje más importante que necesito enviarme al pasado. Por eso me dije de nuevo, mira el reloj: 5:55.


Esto ya era demasiado. Empecé a expresar a Miguel mis sospechas. No me creía. Pero yo ya empezaba a entender. No sufras esa noche en el cuarto. Pero qué demonios significa ese número primo y panzón. No tenía que significar necesariamente algo en sí mismo. Pero en ese plano de realidad no sabía y sufrí esa noche en el cuarto como otras muchas más por puros miedos absurdos. 

No se puede ser feliz sin trabajar los miedos. No se puede amar con miedo. Yo tenía miedo de todo. Regresamos a Toronto hechos polvo. Dormimos dos días seguidos. Estábamos ahora en un sótano en un vecindario muy decadente. La cocina y el baño lleno de cochambre. Las emociones son reales pero hay que tener mucho cuidado en como las interpretamos. Mucho cuidado en dejar que nos envenenen. ¿Cómo hubiera sido mi vida con Miguel si esto lo hubiera sabido? ¿Si él hubiera sabido lo que ahora sabe? Es absurdo pensar en las posibilidades porque tal vez ni siquiera hubiéramos huido en primer lugar pero tal vez, solo tal vez la buena comida y el buen sexo sí nos hubieran bastado para ser felices en ese acogedor loft rosa. 

La primera gran nevada fue maravillosa. Me salí después de una ridícula discusión. Pero tuve que volver por él después de ver las colinas blancas, los niños deslizandose por ellas arriba de las tapas de los basureros. Hicimos obviamente nuestros muñecos de nieve y nos hicimos la guerra aventándonos el hielo que moldeábamos en nuestras manos congeladas. Lo mejor del frío siempre es volver al calor del hogar. Esa noche fue calurosa para nuestros corazones. 

Hicimos yoga muchas mañanas. Desayunábamos avena y comíamos salmón. Adelgazamos mucho. Adelgazó nuestra paciencia uno por el otro. Cuando se me activó al Lupus me volví un palo. Yo escribía. Investigaba sobre las personas indígenas en Canadá después de nuestro curso en la universidad de Toronto para adaptarnos al Canadá laboral. Él editaba bodas. Ese curso fue revelador. Tenía miedo de hablar, de hacer el ridículo. Una mujer china que nunca ajustaba su tono chillón de voz; un brasileño; un argentino; una peruana; todos con la convicción de volverse canadienses. Y la maestra, parecía que odiaba impartir ese curso y nos daba mucha gracia a mi y a Miguel las formas de mostrar su impaciencia. Le agarramos cariño. Para el fin del curso hicimos chilaquiles, no estaban malos pero nuestros compañeros solo amaron los frijoles en lata que llevamos para acompañarlos. Misión cumplida, ¿y ahora? 

Fuimos solo una vez a la playa. Nada como las playas de México pero playa al fin. Hacía frío pero cada día el clima era más soportable. Gente jugando, corriendo, comimos algo. Comer y beber alivian por momentos el vacío, el dolor. No soportaba el dolor de los ojos. Los lentes de contacto me molestaban. Y ya empezaba a sentir malestar físico. ¿Cuánto dolor he soportado en la vida con tal de verme bien? Somos a veces muy indolentes con nosotros mismos. No escuchamos el propio dolor. Yo no escuchaba mi dolor corporal, Zapatos que te alejan del pavimento; navajas que te cortan y resecan la piel; tintes que te queman la piel. Ni siquiera es verse bien realmente. Ante el abandono del ser interior pensaba que con verme bien por fuera bastaba. La vanidad es eso, vacío. Ese día caminamos mucho. Toronto trató en gran parte en caminar, sin rumbo, perdidos, pero caminando en el insoportable frío y también en el ligero calor que empieza a sentirse cuando el invierno está por acabar. Pero el invierno apenas empezaría para mi y no lo sabía. 











miércoles, 4 de octubre de 2023

Vaya enfermad el cretinismo

hace que te caiga mal hasta lo que no comes 

te impulsa a negar, prohibir, castigar 

a quemar brujas y libros 

a acaparar lo que escasea 

a llevar agua al propio molino 

te obsesiona con el cuidado de las formas , los títulos nobiliarios, el número de citas y hasta por el código postal 

Nubla la capacidad de raciocinio

repites lo que otros repiten 

!producción, producción, producción!

!orden y disciplina!

¡Estado de Derecho!

!ganancias, beneficios y premios!

!belleza, delgadez, femineidad! 

opinas lo que otros opinan 

compras lo que otros compran 

ves lo que otros ven 

escuchas lo que otros escuchan 

enriqueces a los más ricos y 

encarcelas a los más pobres 

te da la autoridad de escudriñar 

la ropa, las curvas, la piel 

te da el poder de comprar la ropa, las curvas, la piel 

provoca el rechazo de lo diferente y de lo que no se entiende

o todos coludos o todos rabones 

te lleva a meter las narices hasta en lo que no te importa 

a hacer de la guerra y la técnica tu diosa 

te vuelve el centro del universo 

y haces concursos miss universo. 

domingo, 27 de agosto de 2023

Que no se te olvide

 Que no se te olvide

que es domingo 

que tienes una condición en tu cuerpo

que tomas medicinas a diario

para controlar 

el ánimo, el sistema inmune, la coagulación de tu sangre

que tienes anemia, fatiga,

 que tienes a veces o muchas veces ideas tristes.

Que no se te olvide que vas y vienes 

que has avanzado 

que puedes detenerte 

a dormir una siesta 

a esperar a encontrar motivos

Que no se te olvide 




Esta urgencia

Es que no estás entendiendo esta urgencia 
De volvernos un huracán 
De romperlo todo
La monotonía 
Las formas 
La seguridad 
El aburrimiento 
La soledad 

¿Existirá el mañana? 
Eso no importa 
Si no apagas este fuego 
Antes que incendie toda la imposibilidad del porvenir 
Hay una urgencia 
De vivir esto solo una vez


¿Por qué nos cuesta tanto aceptar que nos equivocamos?

 

“Yo no fui”. “Yo no choqué, me chocaron”. “La pierna fue a la mano.” "Para qué me provoca". "Soy una víctima de las circunstancias". En fin, podemos ser sumamente ingeniosxs cuando se trata de evitar hacer una introspección y aceptar que “la regamos”. 

¿Será que todavía seguimos viendo el error como “fracaso" y el “fracaso” como lo peor que nos puede pasar en la vida? Si es así me parece que se nos olvida que todas las personas nos equivocamos todos los días. Olvidamos la fecha de un cumpleaños, saludar al vecino, comprar la leche, no entregamos la tarea, un reporte administrativo. Evidentemente hay de errores a errores y por ello deberíamos de tener un sentido de la responsabilidad más elevado para reconocer aquellos más dañinos para los demás. Solo así podríamos estar en posibilidad de enmendar la situación. 

Pero no, ante esta resistencia seguimos haciendo más grande el error y más grande el daño. Como una bola de nieve que inevitablemente terminará devastando todo. Pensemos en este hombre Rubiales, que besó a una futbolista sin su consentimiento. En lugar de salir a reconocer que se equivocó y que lo que hizo no estuvo bien, prefirió salir a decir que ella lo había “cargado”, le había dicho que era un “crack”, que él le sugirió darse un “pico” y que ella había aceptado "feliz". 

Detrás hay una lucha de poder, un ego que niega a herirse. ¿Cuántos problemas nos habríamos evitado desarrollando la habilidad de reconocer nuestros errores y aceptar que equivocarse está bien y que forma parte de la vida y del aprendizaje personal y colectivo?

También hay una contraparte, es que también somos muy duros como sociedad para pasar por alto los errores. Si quisiéramos desarrollar como sociedad la habilidad de reconocer los errores y disculparse por ello, también tendríamos que desarrollar una generosidad ante las faltas que cometen los demás, justo recordando que todes somos falibles. Es una doble voluntad, voluntad de reconocer el error y voluntad de aceptar los errores de los demás. 

En fin. Solo son algunas reflexiones de un domingo por la mañana después de ver reacciones a reacciones en las benditas redes sociales. 


¿por qué seguir?

¿por qué seguir? si no te matan, te queman o te cortan la cabeza te hacen mierda  te infaman, te injurian, te hacen una comedia  tus propios...