Fue el paraíso
entrar al fondo
de sus caminos.
Pero ahora estamos
aquí
perdidos.
Solo los osados entran pensando que saldrán
sin espinarse
por sus caminos de rosales
sin hundirse
en sus arenas movedizas.
Y pasa que tal vez tú encuentres antes la salida
porque tienes todo que perder
pero los laberintos arrastran siempre una maldición:
sales de ellos pero ellos no salen de ti.
No se sale por voluntad de estos sitios tan misteriosos
y suele suceder que si uno sale el otro se queda
es también parte de la maldición.
Pero hay un remedio antiguo aunque poco practicado
atravesar sus caminos de manera especial
con amor
pero amor genuino
amor generoso
amor que todo lo cree
amor que todo lo espera
amor que todo lo comprende
amor cómplice
amor paciente
amor amoroso
Solo así se rompe la maldición y el sacrificio de almas
y se adquiere un permiso divino para entrar y salir...
el amor
el amor real
solo esa luz se vuelve la estrella de la libertad.
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