domingo, 29 de noviembre de 2020

Entre la serenidad y la locura

He escrito infinitas veces

sobre el lupus

en prosa

en mensajes 

en los documentos del seguro 

nunca pensé 

hacerlo así. 

En líneas. En versos,  

Expulsando de mi cabeza 

lo que es 

lo que no me permite ser

lo que ha transformado en mí. 

El pelo, la piel, la sonrisa.

El peso, los ojos, la fe. 

Las noches que he pasado

buscando respuesta

rogando a la diosa.. a quien sea

a mi mísma

sanarme,

tomarme las medicinas

 tener la voluntad de llamar 

al doctor

a mi familia 

a Sinhué. 

Confesarles que no puedo, 

con todo 

con nada 

con la contradicción..

de una enfermedad invisble 

que me autodestuye por dentro

y me condena por fuera 

a ser Casandra

porque nadie asocia

el dolor interior

como algo real 

la enfermedad debe notarse externamente 

como la alopecia en el cáncer después de las luchas químicas

como la invalidez después de perder las extremidades

como la ceguera que puede traer una diabetes...

pero en el lupus se te condena 

a un limbo entre la muerte y el bienestar

no estás ni en uno ni en otro

las medicinas te mantienen 

entre la fatalidad y la plenitud del cuerpo

entre la serenidad y la locura. 


jueves, 26 de noviembre de 2020

Luz, teléfono, gas

Es que así era, incuestionable

mi confianza natural de niña 

ir con mi madre a todos lados

sin percibir la pesadez del sol

sin sentir el bochorno de la gente.


Salíamos a pagar las cuentas

luz, teléfono, gas.

Eramos inseparables.

No odiaba, ni amaba

el transporte público, 

los largos ratos sin amigas,

estar solo entre gente adulta...

Las largas filas eran como un juego:

avanzar de una silla a otra 

como un progreso,

cada lugar un punto hasta la meta, 

luego por ahí alguna sorpresa... 

Extraño estar así con mi madre. 

Sin miedo, sin expectativas. 

Solo el presente y su compañía.  


En absoluto

la imposición de representaciones,

la exigencia a sentir

la manipulación o el fraude. 


Quisiera jamás hacerlo,

llorar a escondidas

para no dar vergüenza

para mostrarme serena. 


Me niego, lo rechazo, 

no seguir el llamado

aunque sea una causa perdida

aunque me cueste la vida


Por qué no habría 

de salir ante el tedio 

decir no al deseo ajeno 

desechar el desecho 


Simplemente no 

a las peticiones absurdas

a la burla desmedida 

al rincón sin salida. 


Me traicionaría haciendo 

una oda a la nada

la apología del cinismo

abrazando cualquier ismo. 


No. 














miércoles, 25 de noviembre de 2020

Sobre el rencor

¿Por qué el odio y el rencor nos pueden robar tanta energía? ¿Consumir el tiempo? ¿Quitar la alegría? Busco una medicina para mi desagrado, mi malestar, sobre lo mal que me hicieron sentir. A veces creo que a mi alma le gusta odiar. Sentir esta tensión, este deseo de venganza. Si no porque busca torturarse cada día con las mismas escenas, con idénticos pensamientos, repitiendo aquello que causa dolor? Quisiera atreverme a decirles cuánto les odio, explicarles por qué. Pero ¿de qué serviría? Tal vez así ustedes puedan hacerme entender el daño causado, el odio hacia mi. Tal vez así pueda entender si les hice algún mal. O ustedes entenderlo de mi. Pero soy cobarde. Me quedaré mis días molesta por sus palabras o por su silencio. Pero eso no sucederá. Discutiremos por horas, días, tal vez años. Se interpondrán entre nosotres nuestros egos. El rencor crecerá y las heridas no sanarán. ¿Entonces qué hacer? El olvido es la mejor de las venganzas. Creo que solo se puede pedir a la diosa un poco de piedad.

Los caminos de la poesía

La poesía nos lleva a lugares no habitados, 
no transitados aunque sí familiares. 
Nos hace recorrer por primera vez aquellas ideas de lo que somos en el futuro. 
Es cómo un órgano que bombea la sangre de nuestro sistema espiritual. 
Nos despierta, nos ilumina, nos conmueve. 



Aullido, Allen Ginsberg

  I Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas, arrastrándose por las calles de los ne...