Los grillos, mi cuerpo horizontal sobre la cama.
La lectura o una buena cinta.
La frescura de las sabanas y el calor que se va formando con las cobijas.
El placer del descanso, de poder dejar en el pasado
Las ansiedades.
Un té, un mensaje de amor.
Mis ojos aliviados del calor de las pantallas. Una respiración profunda, una caricia.
Los músculos se relajan.
A veces la mente se agiliza, se lucidiza. Y escribo, o recito, o solo disfruto de mi pensamiento. A veces no hay preludio. Pero casi siempre de tanto que disfruto me niego a abandonarme al profundo sueño.
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