martes, 1 de marzo de 2016

Arne y Periscope, simplemente un caso de interés público.

Cuando se pone en el debate el tema de la vigilancia con cámaras no puedo evitar recordar 1984 y predisponerme a estar en contra casi de forma  dogmática. Pienso en mis ideales en torno a la ética,  y en mi romántica idea de que el ser humano es capaz por convicción propia de vivir en armonía con sus iguales. Sobre todo reniego del autoritarismo y de los peligros de la cancelación absoluta de la libertad y autonomía moral del individuo por parte de quienes se sienten con la autoridad a todas luces ilegítima de vigilar el alma de los “incorregibles” seres  humanos.

No obstante me sorprendió mi predisposición a defender a Arne y asegurar desde el primer momento, que era válido el uso de redes sociales como Periscope tal como lo había venido haciendo el City Manager de la Miguel Hidalgo.

Muchos nos indignamos ante las declaraciones de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. Como es cotidiano, parece que se trata de proteger al delincuente y de satanizar a quienes intentan hacer bien las cosas.  Pero es cierto, existen muchos peligros colaterales por el uso de  una red social para evidenciar lo que a los ojos de todos parecen pruebas claras de corrupción e impunidad. Los temas que giran alrededor son básicamente la presunción de inocencia, protección de datos personales, derecho a la privacidad, protección a la imagen, derecho a la honra….  

Entiendo que en todo momento las autoridades deben velar por la protección y garantía de estos derechos, pero para empezar, si no queremos que sea objeto del escrutinio público algún asunto relacionado con nuestra persona, con nuestra vida privada como lo mencionaba hace unos días Gabriel Guerra del Universal, no vamos al espacio público a violentar las normas colectivas que hemos acordado seguir para vivir en armonía.

A lo que voy con esto es que estamos hablando de un asunto público. Personas como @DeniseDresserG hablan de los peligros de que sea una autoridad quien haga esto a ciudadanos, que los ciudadanos hagan esto a la autoridad no importaría mucho según ella, pero aquí estamos olvidando lo que es en sí la autoridad. Seguimos anclados en el debate de que ciudadanos y autoridades públicas son una cosa completamente distinta, dicotómica, incluso entidades eternamente irreconciliables. Pero no es así, la autoridad, no es más que una extensión de los ciudadanos. La autoridad es la persona, su nombre lo dice “autorizada” para ejercer una función en representación de los dueños originarios de la soberanía, es decir, de los ciudadanos.

Me parece que a estas alturas las redes sociales y el uso de tecnología deben servir precisamente para hacer realidad el sueño democrático de poner todos los asuntos al ojo del escrutinio público. La vida cotidiana hace imposible que todos estemos metidos e involucrados en todos los asuntos públicos. Periscope permite ejercer de forma indirecta una función pública completamente legítima para cualquier ciudadano. Me parece así una verdadera limitante que una persona en su calidad de autoridad esté impedida para denunciar una irregularidad ante quienes son los responsables directos de la soberanía que ejerce. Es decir, que los ciudadanos no puedan seguir en vivo el ejercicio de una atribución pública. Al respecto, resulta importante recordar lo que señala el artículo 7° constitucional:


"Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio. No se puede restringir este derecho por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares, de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios y tecnologías de la información y comunicación encaminados a impedir la transmisión y circulación de ideas y opiniones".

Pensemos en lo ocurrido, ¿qué hizo Arne? Ir a verificar que se infraccionara a quienes estaban cometiendo arbitrariedades en la vía pública. Esto lo hizo al momento que usaba Periscope. Esta tecnología en términos llanos permitió solamente que Arne fuera acompañado por ciudadanos interesados en ese momento a ejercer su cargo público, ni más ni menos. Ciudadanos que tienen todo el derecho de pedir cuentas a sus autoridades, de emitir juicios (verdaderos o falsos), y hacer en síntesis, escrutinio de un asunto a todas luces público. Nadie se metió en la vida privada de quienes con todo descaro insultan a servidores públicos que simplemente buscan hacer respectar el pacto social que todos estamos comprometidos a seguir.

Estamos ante la posibilidad de que las redes sociales nos permitan generar más espacios para el debate y el escrutinio público. Si, esto tiene su riesgo como lo temían los griegos. La masa no siempre tiene la razón y es posible que una tiranía de la mayoría juzgue sin razón a un inocente. Puede ser. Pero no por ello vamos a impedir que la tecnología nos ayude a ejercer tareas públicas que ameritan no tenerle miedo a la muerte como los guardianes de la República de Platón. ¿Quien se atrevería a hacer esto sin un ojo acompañante? 

Por ello debemos de fortalecer las otras aristas del debate y sistema democrático. Derecho de réplica, acceso igualitario a la justicia. Al final de cuentas, los jueces deberán ser quienes decidan en el caso concreto respecto de la inocencia o culpabilidad de los imputados. El punto aquí es que mientras estemos hablando del espacio público no habría porque  haber una prohibición para el uso de redes sociales. Si Arne usara Periscope para evidenciar casos que únicamente atañen a la vida privada de los ciudadanos otra cosa sería, pero si no queremos ser quemados justa o injustamente por Periscope, simplemente no actuemos con total desdén hacia las reglas colectivas que todos estamos obligados a cumplir.



¿por qué seguir?

¿por qué seguir? si no te matan, te queman o te cortan la cabeza te hacen mierda  te infaman, te injurian, te hacen una comedia  tus propios...