"La humanidad tiene una moral doble: una que predica y
no practica, y otra que practica y no predica"
Bertrand Russell
Reproducimos sin fin aquello que condenamos en los otros. Es
interesante observar detenidamente las reacciones de ciertos quienes defienden ideas
tan trascendentes como la libertad, la paz, la fraternidad, la dignidad y el
respeto, cuando alguien entra en abierta contradicción con sus métodos.
A continuación unos breves ejemplos de lo que hacemos sin parar:
Buscamos la paz pero somos incapaces de ser amigos de quienes piensan distinto. Cualquier oposición lo asumimos como una guerra, como un ataque. Queremos que se respete nuestra libertad, pero si alguien irónicamente de forma libre hace algo contrario a nuestra idea de libertad lo consideramos alienado y estúpido, sometido al materialismo y a las banalidades.
A continuación unos breves ejemplos de lo que hacemos sin parar:
Buscamos la paz pero somos incapaces de ser amigos de quienes piensan distinto. Cualquier oposición lo asumimos como una guerra, como un ataque. Queremos que se respete nuestra libertad, pero si alguien irónicamente de forma libre hace algo contrario a nuestra idea de libertad lo consideramos alienado y estúpido, sometido al materialismo y a las banalidades.
Creemos en la libre expresión y en el respeto de las ideas,
pero si alguien dice algo contrario a nuestros ideales le rompemos el espíritu
diciendo que es un estúpido por pensar distinto. Lo negamos, lo flagelamos, lo
apartamos y discriminamos.
Nosotros como ateos/agnósticos y libres de pensamiento podemos decir lo que queramos y ninguna autoridad puede limitarnos, pero cuidado que algún religioso hable en la esfera pública porque no tiene ningún derecho de hacerlo. El libre pensamiento se limita paradójicamente ante cualquier reflexión teológica por muy filosófica que sea. Es imposible que se emita un discurso religioso en la vida pública porque aunque creemos en la libertad, los "alienados" no son libres para discriminar por sí solos un discurso manipulador. Creemos en el respeto y en la dignidad humana pero aprovechamos cualquier espacio para insultar a quienes piensan distinto. Obviamente el gobierno, la autoridad y quienes "están" --en aquella limitación mental de posicionamiento-- "arriba" no tienen ninguna clase de dignidad. Creemos en el arte pero es basura lo que no se adapte a nuestra manifestación artística contrasistema, lo demás está vendido, ciego, comprado por intereses.
Nosotros como ateos/agnósticos y libres de pensamiento podemos decir lo que queramos y ninguna autoridad puede limitarnos, pero cuidado que algún religioso hable en la esfera pública porque no tiene ningún derecho de hacerlo. El libre pensamiento se limita paradójicamente ante cualquier reflexión teológica por muy filosófica que sea. Es imposible que se emita un discurso religioso en la vida pública porque aunque creemos en la libertad, los "alienados" no son libres para discriminar por sí solos un discurso manipulador. Creemos en el respeto y en la dignidad humana pero aprovechamos cualquier espacio para insultar a quienes piensan distinto. Obviamente el gobierno, la autoridad y quienes "están" --en aquella limitación mental de posicionamiento-- "arriba" no tienen ninguna clase de dignidad. Creemos en el arte pero es basura lo que no se adapte a nuestra manifestación artística contrasistema, lo demás está vendido, ciego, comprado por intereses.
Queremos la fraternidad pero sólo somos hermanos de quienes
coinciden con nuestra pluma. Quienes no alzan la voz son unos agachados,
conformistas, culpables de los problemas sociales.
Nos quejamos de los estereotipos, pero si alguien
prefiere ver el fútbol o ver telenovelas en automático es un alienado.
Somos intelectuales porque criticamos sin parar lo
establecido, los demás son intelectuales orgánicos, ciegos, retrogradas,
conservadores.
Hasta que no reine e impere nuestra idea acerca de cómo debe
funcionar el debate democrático, es decir, hasta que paradójicamente no se
instaure una sola idea de verdad acerca de cómo deben ser las cosas, todo lo
demás será inevitablemente una lucha incesante en contra del
"autoritarismo".
Si en un acto violento salen heridos policías, ellos no
importan, no tienen dignidad ni derechos humanos por obedecer el autoritarismo.
Las víctimas son sólo los luchadores de verdad. La sangre tiene un único
culpable.
No existe verdad absoluta y menos la que quieren imponer
desde lo alto, pero si alguien nos contradice está en el completo error. Porque
el error absoluto si existe.
Queremos paz, pero no sabemos qué es, ni cómo se cosecha,
queremos fraternidad pero no dejamos de catalogar como enemigos a quienes
piensan distinto, creemos en la libertad de pensamiento pero no soportamos que
alguien no defienda nuestra causa.
Nos gusta ser las víctimas y es divertido la guerra, pero es
tiempo de dejar a un lado el ego, somos la misma y única cosa, humanos
destinados a compartir el mismo suelo, a cosechar los mismos frutos… es
lastimosa toda división.